jueves, 23 de marzo de 2017

Con la salvajada a señas pues!


Estos días debo conducir un poco más de la cuenta para ir a trabajar, sin embargo uno se "entretiene" mientas se maneja.

Una de tantas mañanas me topé con un peculiar autobús en el que se leía un lindo poema: "Que no te importe mi vida, porque a mi la tuya me vale", resaba el verso.

Nunca pude alcanzar a ver la ruta del automotor, ni al energúmeno que la conducía, pero vasta con mencionar que de ese carril en el que se conducía, pasó al primer carril y luego al central. Toda una joyita al volante.

Un amigo me contaba que en otros países habían tomado decisiones un poco drásticas como en Chile, donde el Estado eliminó las concesiones de rutas y ahora, además de ingresar dinero a sus arcas, tienen muy bien estructurado el transporte de pasajeros en colectivos.

Con mensajes como ese, mejor ni nos asomemos ni a saludar a estos cafres. Conste que esto también es considerado violencia en todo sentido.

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